Película Vidas pasadas

En la película Past Lives (Vidas pasadas), Nora y Hae Sung, dos amigos de la infancia profundamente unidos, se ven separados tras la emigración de la familia de Nora desde Corea del Sur. Dos décadas después, se reencuentran en Nueva York durante una fatídica semana para enfrentarse al destino, al amor y a las decisiones que marcan una vida, en este desgarrador romance moderno.

Más: LA RUEDA DEL TIEMPO: PRIME VIDEO ANUNCIA LA FECHA DE ESTRENO DE LA SEGUNDA TEMPORADA

Una noche, hace unos años, Celine Song se encontró sentada en un bar, atrapada entre dos hombres de partes muy diferentes de su vida. Uno era su esposo de Nueva York y el otro su amor de la infancia, que estaba visitando la ciudad desde Corea. Jugando el papel de traductora e intermediaria, Song tuvo la extraña sensación de que estaba atravesando dimensiones alternativas, fusionándolas en este bar.

“Estaba sentada entre estos dos hombres que sé que me aman de diferentes maneras, en dos idiomas y dos culturas diferentes. Y soy la única razón por la que estos dos hombres están hablando entre sí”, recuerda Song. “Hay algo casi de ciencia ficción en ello. Te sientes como alguien que puede trascender la cultura, el tiempo, el espacio y el lenguaje”.

Fue allí, sentada en esta convergencia de mundos, donde Song, un pilar en el teatro de Nueva York como dramaturga (Endlings), vio la inspiración para lo que se convertiría en su debut como cineasta, Past Lives. Apropiadamente, la película comienza con su protagonista, Nora, sentada entre su esposo y su primer amor, una imagen reflejo del recuerdo de Song.

Sin embargo, sería un error interpretar esta dinámica como una escena temprana de un melodramático triángulo amoroso. En cambio, Song convirtió esta semilla de experiencia en una película que conmueve en silencio, preocupada por algo mucho más emocionalmente complejo: las partes de uno mismo que perdemos a medida que nos convertimos en las personas que somos y las formas en que nuestras vidas son moldeadas por aquellos a quienes amamos.

La película, a la vez sorprendentemente íntima y enérgica en su alcance, se divide en tres partes que abarcan países y décadas: primero con Nora (Moon Seung-ah) como una niña en Corea, desarrollando un vínculo temprano con su mejor amigo, Hae Sung (Leem Seung-min), antes de emigrar con su familia a Toronto; luego, siguiendo a Nora en sus primeros veinte años (Greta Lee) mientras se reconecta virtualmente con Hae Sung (Teo Yoo); y finalmente, más de una década después, cuando Hae Sung visita a Nora, ahora una dramaturga casada con un autor, Arthur (John Magaro), en Nueva York.

Todo esto crea un lienzo notablemente ambicioso para el debut de Song, pero también una historia profundamente personal que ella sabía que solo ella podía dirigir. La primera película de Song tiene los instintos y el control de una artista con una visión precisa de cada nota emocional y conflictiva de la historia.

“He trabajado con directores que han dirigido muchas más películas y no tienen la confianza que ella tiene”, dice Magaro.

El tríptico que sigue a Nora a lo largo de los años es, en el sentido más básico, sobre las diferentes partes de su pasado. Pero en la amplitud de la película, delineando el largo arco de sus relaciones con Hae Sung y Arthur, y el momento memorable en el que todos finalmente se encuentran, Song construye una meditación profundamente resonante y cálidamente generosa sobre la trayectoria de una vida.

“Se trata, en un nivel muy simple, de cómo es existir como persona”, dice Song. “O de cómo es elegir una vida que vives”. Más específicamente, lo que esa elección significa para Nora y qué sucede cuando la otra opción, su vida fantasma en cierto sentido, de repente la mira a través de una pantalla de computadora o desde un parque en la ciudad de Nueva York.

“Es tan injusto, lo devastador de nosotros como personas, el hecho de que solo tenemos una vida”, dice Lee, quien ofrece una actuación matizada y supremamente poderosa como Nora. “Solo tenemos esta. Es inconcebible. ¿Qué tan increíble sería para Nora tener también esta otra vida? Pero la verdad es que no puede”. La tragedia simple y conmovedora en la película también es su idea impulsora: elegir una vida significa perder otra. “Creo que hay una parte de ti que dejas atrás en el lugar que abandonas”, dice Song, quien al igual que Nora emigró de Corea a los 12 años a Toronto, antes de mudarse nuevamente a Nueva York en sus 20.

Es una extraña verdad humana inexpresable y visceral, una que la película de Song logra capturar, a través de su profunda intimidad, su contención, su forma tierna y conmovedora, con una agudeza emocional penetrante. Incluso ahora, Song lucha por explicar esta sensación que su película encapsula, que es decir la sensación de una vida.

“Es como si fueras una dona”, dice. “Ya estás formado con un pequeño agujero en tu interior. Mi esposo, cuando se enamoró, se enamoró de la dona. Y no es que piense en ser una dona como algo triste. Simplemente me hace ser quien soy, esa es mi forma. Y mi pareja, la pareja de cualquier persona que ama a alguien, tiene que amar a esa persona tal como es. Y luego, imagina que el agujero de la dona vuela doce horas para venir de visita”.

POSTER - FOTOS

TRAILER PELÍCULA PAST LIVES

La dramaturga y directora Celine Song hace su debut cinematográfico con Past Lives, una historia romántica sobre los novios de la infancia que se reencuentran dos décadas después de la última vez que se vieron. La película aborda la realidad del anhelo que vive dentro de nosotros y cómo la emoción cruda nunca desaparece del todo. Past Lives te conmoverá de maneras que te dejarán con los ojos llorosos y el corazón abierto.