Película Chevalier, ya disponible en Star+

Inspirada en la increíble historia del compositor Joseph Bologne, Chevalier de Saint-Georges. El hijo ilegítimo de una esclava africana y del dueño de una plantación francesa, Bologne (Kelvin Harrison Jr. en una actuación magistral) alcanza cotas improbables en la sociedad francesa como célebre violinista-compositor y esgrimista, con una relación amorosa malograda y un enfrentamiento con María Antonieta (Lucy Boynton) y su corte.

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Searchlight Pictures presenta, una película de Stephen Williams, CHEVALIER, protagonizada por Kelvin Harrison Jr, Samara Weaving, Lucy Boynton, Minnie Driver, Sian Clifford, Alex Fitzalan y Ronkẹ Adékoluẹjo. Dirigida por Stephen Williams, la película está escrita por Stefani Robinson y producida por Ed Guiney y Andrew Lowe en Element Pictures, Stefani Robinson y Dianne McGunigle. La diseñadora de producción Karen Murphy, el director de fotografía Jess Hall, el compositor Michael Abels, el diseñador de vestuario Oliver García, el montador John Axelrad y la decoradora Lotty Sanna completan el equipo de producción.

Ambientada en la Francia del siglo XVIII, CHEVALIER narra la historia vívida y oportuna del ascenso y el espíritu desafiante del fenómeno musical Joseph Bologne, alias Chevalier de Saint-Georges. Chevalier era lo que hoy llamaríamos una superestrella, un cegador multitalento en la cima de varios juegos: era un virtuoso violinista que daba conciertos a rebosar, un campeón de esgrima, un ingenioso compositor y, durante un tiempo, uno de los miembros más seductores e inesperados de la brillante corte de María Antonieta.

Durante mucho tiempo, los historiadores se han esforzado por documentar la vida de Bologne. Destruidos sus papeles y su música en tiempos de Napoleón, poco se sabe de sus experiencias interiores moviéndose en la esfera de las élites. El director Stephen Williams (Watchmen) y la guionista Stefani Robinson (Atlanta) se propusieron dar a Bologne una vida fresca y contemporánea en la pantalla. Con muchos de los detalles imaginados basados en una amplia investigación de la época, CHEVALIER es una visión boyante y aspirante de un hombre impulsado a crear y a ser realmente quien era, sin importar las expectativas puestas en él, o los sueños prohibidos a los que eran como él.

Bologne era hijo ilegítimo de una esclava africana y del dueño de una plantación francesa, un hombre de color en una sociedad plagada de creencias y leyes racistas. En medio de la creciente intolerancia y la furia social, su camino daría un giro, ya que finalmente se rebeló contra la aristocracia que adoraba su talento pero menospreciaba su herencia y limitaba su potencial.

Aunque su historia está ambientada en el siglo XVIII, también habla con fuerza de este momento. Desde la batalla de violines inicial, de alto voltaje, la película da a Bologne un toque de rock and roll. Pero si la fama y el resplandor de Bologne se hacen eco del mundo de la estrella del pop moderno, su historia es también una exploración de algo muy actual: cómo una persona se libera de la trampa de lo que los demás esperan o exigen.

Robinson, que se inspiró por primera vez en Chevalier cuando era adolescente, recuerda que le asombró lo épica que fue su vida: desde nacer en una plantación de esclavos hasta entablar amistad con la Reina. “Su vida tuvo muchos arcos y fue extraordinariamente cinematográfica”, dice. “Joseph siempre me pareció una estrella del rock”. Decidido a llevar su vida a la pantalla, vio la oportunidad de revivir su leyenda: es una historia de identidad, de alguien que rompió el marco y luego pagó el precio de quedar fuera de la foto. “Cuanto más aprendía sobre él, más me frustraba que la gente no supiera quién era”, dice Robinson. “No fue fácil llevarlo a la pantalla, pero el hecho de que esté aquí y se sienta tan vivo es algo muy especial”.

Williams, célebre director/productor de televisión y ganador de un premio Emmy por el innovador episodio de los disturbios de Tulsa de la serie Watchmen, se sintió tan atraído por la historia que eligió CHEVALIER para debutar como director en la gran pantalla. Le atraía recrear una de las épocas más suntuosas de la historia de la humanidad desde un ángulo inédito, pero aún más “corregir los desequilibrios de la narración histórica”. Williams explica: “Me interesa mucho reivindicar las historias de personas que llevaron vidas convincentes e impactantes y que, sin embargo, han sido ignoradas y descartadas en la narrativa general”. Bologne es un ejemplo espectacular de alguien a quien se le negó lo que le correspondía. Pasó de ser una gran celebridad e influyente a evaporarse de las páginas de los libros de historia durante siglos.

Williams se centró en la presión que Joseph debió de sentir, una presión que conoce bien: la idea de que debes ser diez veces mejor que tus compañeros y estar por encima de cualquier reproche para que te valoren. “Joseph empieza creyendo que si consigue sobresalir en todo lo que hace, será aceptado en la sociedad aristocrática”, comenta Williams. “Pero lo que descubre es que la aceptación social no es lo que cuenta. Es la aceptación de uno mismo lo más importante en el viaje de la vida”.

La época de la película, de innovación artística desenfrenada y a la vez de agitación social, también se sentía íntimamente ligada a la nuestra, y Williams estructuró la película mirando no sólo hacia atrás, sino hacia delante. “La Revolución Francesa recuerda mucho a las convulsiones sociales que hemos visto en todo el mundo en los últimos años, con protestas similares por la igualdad y una mayor responsabilidad”, señala. “Es un mundo que refleja el nuestro”.

Para Kelvin Harrison Jr. (Luce, Monsters and Men) -que estudió violín durante 7 horas diarias para encarnar el papel principal-, Chevalier se sentía increíblemente moderno, especialmente por la forma en que se mueve con tanta fluidez entre los mundos de la música, el deporte y, en última instancia, la lucha por la justicia. “Sentí que podía entenderle como artista negro. Su trayectoria refleja cómo todos luchamos por encontrar los espacios en los que podamos ser vistos y escuchados”, afirma Harrison. “Esta historia plantea grandes preguntas sobre el arte y la igualdad y por qué tantos artistas negros han sido borrados, pero también es una hermosa celebración de la vida de Chevalier”.